
La Última Cena: el origen de la eucarística celebrada el Jueves Santo
Cada día de la Semana Santa nos recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús quien, por su infinito amor, como señala la biblia, decide cargar con nuestros pecados llevando la cruz. En esta jornada solemne de jueves, la Iglesia Católica conmemora la trascendental Institución de la Eucaristía y el establecimiento del Sacramento del Orden Sacerdotal. La memoria litúrgica se centra en la Última Cena, el momento culminante en el que Jesucristo compartió su última comida con sus apóstoles antes de su Pasión, pronunciando las palabras que resonarían a través de los siglos: «Hagan esto en conmemoración mía».
La liturgia del Jueves Santo transcurre en diferentes etapas, al empezar la celebración se canta el “Gloria”, con el repique de las campanas. Pero este sonido debe finalizar tras el canto, dejando a la Iglesia en silencio hasta la Vigilia Pascual, simbolizando el luto por la Pasión y Muerte del Señor. Luego sigue las lecturas de este día, el Éxodo nos lleva a la tradición pascual judía, detallando la liberación de Israel de Egipto, mientras se recuerda cómo Jesús, siendo judío, compartió esta cena con sus apóstoles, siguiendo la tradición que incluía el sacrificio de un cordero y su sangre como señal de purificación, según reseña Catholic.net
En este contexto, Jesús instituyó la Nueva Alianza en su sangre, ofreciéndose como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. En la Última Cena, tomó el pan y el vino, los bendijo y los dio a sus discípulos, diciendo: «Este es mi cuerpo» y «Esta es mi sangre», instituyendo la Eucaristía, el sacramento de la fe que perpetúa su presencia entre los fieles.
Importancia de esta celebración
Así, el Jueves Santo señala el paso de la Cuaresma al Triduo Pascual, esos tres días que terminan festejando la Resurrección de Cristo. La misa de ese día nos mueve a pensar en la misericordia de Jesús, quien fundó el sacerdocio para seguir con su labor de salvación por siempre.
La visita de los siete templos
Una costumbre popular en la tradición católica, durante la noche del Jueves Santo y la mañana del Viernes Santo, es ir a siete iglesias. Esta costumbre busca acompañar a Jesús espiritualmente en su sufrimiento en el Huerto de los Olivos y darle gracias por el regalo inmenso de la Eucaristía y del sacerdocio. Cada visita a una iglesia muestra un momento del camino de Jesús hacia la Cruz, dejando que los creyentes se unan en oración y meditación a los misterios de su Pasión.
El Jueves Santo, mientras las campanas anuncian con su último repique la Solemnidad del Triduo Pascual, la comunidad católica se une en gratitud por el regalo que significa la Eucaristía, la presencia viva de Cristo entre nosotros, y por el don del sacerdocio, que es instrumento de su amor y servicio. Este día marca el inicio del misterio pascual, invitándonos a contemplar el amor divino que se entrega para prepararnos para la celebración de la Resurrección.