ELA: la enfermedad que padece Eric Dane de «Grey’s Anatomy»

ELA: la enfermedad que padece Eric Dane de «Grey’s Anatomy»

La noticia anunciada recientemente por el actor ha generado una ola de concientización sobre esta compleja patología, también conocida como la enfermedad de Lou Gehrig, en honor al beisbolista estadounidense a quien se le diagnosticó esta condición en 1939. La esclerosis lateral amiotrófica se caracteriza por la degeneración gradual de las neuronas motoras en el cerebro y la médula espinal, lo que conduce a una debilidad muscular progresiva, parálisis y, en última instancia, la pérdida de funciones vitales.

El pasado 11 de abril el mundo del entretenimiento se ha visto conmovido por la reciente revelación del reconocido actor estadounidense Eric Dane, conocido por su papel del Dr. Mark Sloan en la exitosa serie «Grey’s Anatomy». Dane confirmó públicamente que ha sido diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta las neuronas motoras, responsables del control muscular voluntario, según reseña Infobae.

Aunque la esclerosis lateral amiotrófica es considerada una enfermedad poco común, su impacto trasciende las estadísticas, afectando la vida de individuos y sus familias. A lo largo de los años, diversas figuras públicas han sido diagnosticadas con ELA, contribuyendo a visibilizar la enfermedad. Entre ellas se encuentran la cantante Roberta Flack, el brillante físico teórico Stephen Hawking y el talentoso creador de la popular serie animada «SpongeBob SquarePants», Stephen Hillenburg.

¿Qué es la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)?

La ELA es una enfermedad neurodegenerativa que ataca las neuronas motoras, las células nerviosas que transmiten las señales desde el cerebro y la médula espinal hacia los músculos voluntarios de todo el cuerpo. Estos músculos son los que controlan movimientos como caminar, hablar, masticar, tragar y respirar, según reseña Mayo Clinic.

El diagnóstico de ELA señala que las neuronas motoras se degeneran y mueren, interrumpiendo la comunicación vital entre el sistema nervioso y los músculos. Es por ello que estas zonas se debilitan progresivamente, se atrofian (disminuyen de tamaño) y se vuelven rígidos o espásticos.

A pesar de que la ELA afecta las funciones motoras, generalmente no compromete las capacidades cognitivas, sensoriales o emocionales de la persona. Los individuos con esta enfermedad suelen mantener su agudeza mental y conciencia de su entorno a medida que la enfermedad progresa.

El pronóstico para las personas con ELA puede cambiar, pero la expectativa de vida promedio desde el momento del diagnóstico se sitúa entre dos y cinco años. Sin embargo, existen casos de pacientes que han vivido significativamente más tiempo con la enfermedad, como Stephen Hawking, quien sobrevivió más de 50 años tras su diagnóstico, aunque con un deterioro físico severo y la necesidad de soporte vital.

Primeros síntomas de esta enfermedad:

La manifestación inicial de la ELA puede ser sutil y variar de una persona a otra. Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) de los Estados Unidos, algunos de los primeros síntomas que pueden alertar sobre la presencia de la enfermedad incluyen:

Espasmos musculares (fasciculaciones): Incluye contracciones involuntarias y breves de pequeños grupos de fibras musculares, que pueden ocurrir en el brazo, la pierna, o el hombro.

Calambres musculares: Contracciones dolorosas e involuntarias de los músculos.

Músculos tensos o rígidos (espasticidad): Aumento del tono muscular que dificulta el movimiento.

Debilidad muscular: Sensación de falta de fuerza en las extremidades, que puede comenzar en una mano, un pie o una extremidad

Habla arrastrada o nasal (disartria): Dificultad para articular las palabras con claridad.

Es importante señalar que estos síntomas pueden ser causados por diversas condiciones médicas, por lo que un diagnóstico preciso de ELA requiere una evaluación neurológica hecha por especialistas y una serie de pruebas para descartar otras posibles causas.