
Cosmeticorexia: una realidad disfrazada de moda
En una era dominada por la conexión entre la imagen y los medios digitales, ha surgido un preocupante fenómeno psicológico que podría afectar la salud de la piel. Este trastorno, que se ha intensificado entre los jóvenes de 8 a 14 años, se manifiesta como una obsesión compulsiva por los procedimientos estéticos y el uso desmedido de productos cosméticos, dejando a un lado la opinión de expertos y, basándose en las recomendaciones de las redes sociales, según reseña Telva.com
Las personas afectadas por la cosmeticorexia viven en una búsqueda constante de la perfección física, lo que las lleva a invertir grandes sumas de dinero en tratamientos y productos, dedicando una cantidad excesiva de tiempo a su aplicación. La incapacidad de seguir con estas rutinas genera en ellos una sensación de ansiedad que puede ser incontrolable.
Sin embargo, la pregunta que surge alrededor de este tema es ¿cómo las redes pueden influir en este trastorno? La realidad es que las plataformas digitales ocupan un gran porcentaje de nuestro tiempo y, el contenido que consumismo puede afectar nuestra percepción en varios aspectos, un ejemplo de ello son las rutinas de skincare, que en su mayoría son creadas por personas que cumplen con ciertos requisitos de belleza creando un estándar global de cómo es una “piel perfecta”. Los problemas surgen cuando este tipo de recomendaciones pasa a las manos de niños y jóvenes que no están en edad para adquirir y probar este tipo de cosméticos.
Por su parte, la influencia de las redes sociales es innegable en la transmisión de este trastorno. Cada vez es más común observar a niños de entre 12 y 17 años adquirir y utilizar productos que ven promocionados en plataformas digitales, bajo la creencia de que son esenciales para el cuidado de su piel y así prevenir futuras arrugas y manchas. Sin embargo, estudios como el realizado por la Universidad de Harvard desmienten esta necesidad, indicando que la mayoría de los adolescentes solo requieren un limpiador suave, una crema hidratante y protector solar, a menos que presenten condiciones específicas como el acné, lo cual debe ser diagnosticado previamente por un especialista.
La realidad continúa siendo otra, investigaciones recientes revelan que el 36% de los niños menores de 12 años ya utilizan productos de cosmetología, muchos de los cuales están diseñados para adultos. Esta exposición temprana y la constante comparación con imágenes retocadas en redes sociales impulsan a la creación de estándares de belleza irreales, generando una presión excesiva por alcanzar una supuesta perfección.
Identificar la cosmeticorexia a tiempo es importante, es por ello que es necesario conocer algunos de los indicadores clave que pueden prevenir una situación mayor. Las principales características de este trastorno incluyen:
- Pasar una cantidad excesiva de tiempo frente al espejo.
- La compra compulsiva de cosméticos innecesarios.
- Aislamiento social por problemas de autoestima, mientras que, a nivel emocional, los jóvenes con cosmeticorexia pueden experimentar un aumento de la disforia y una notable falta de control emocional.
La cosmeticorexia no es simplemente una vanidad, es un trastorno psicológico que requiere atención. Los padres y educadores tienen la responsabilidad de fomentar una imagen corporal saludable y promover la regulación de los diferentes contenidos que los adolescentes consumen por medio de las redes sociales. Asimismo, la concientización sobre esta realidad es fundamental para que se conozca los efectos a largo plazo que produce el uso excesivo e innecesario de estos productos, en especial en las pieles más jóvenes de nuestra sociedad.