Una crisis silenciosa: La Mutilación Genital Femenina

Una crisis silenciosa: La Mutilación Genital Femenina

La mutilación o ablación genital femenina (MGF) representa una de las violaciones de derechos humanos más silenciosas a nivel global. Esta práctica cultural, que implica la extirpación o daño del tejido genital femenino, afecta a aproximadamente 230 millones de mujeres y niñas en todo el mundo, que se mantiene en 25 países africanos, así como en algunas regiones de Oriente Medio y Asia. A menudo justificada por creencias culturales en torno al control de la sexualidad femenina y la preparación para el matrimonio, la MGF no solo carece de cualquier beneficio para la salud, sino que causa daños psicológicos que pueden marcar la vida de las afectadas, según reseña UNICEF.

Después de cada procedimiento, las víctimas pueden experimentar dolor intenso y hemorragias severas que pueden complicar su recuperación, poniendo en riesgo sus vidas. Asimismo, las supervivientes pueden enfrentar complicaciones crónicas como problemas urinarios, quistes, infertilidad y un mayor riesgo durante el parto, incluyendo complicaciones postparto y muerte neonatal.

La MGF es un reflejo de la desigualdad de género

En muchas comunidades, la práctica se asocia con ideas de pureza, honor familiar y la preparación para el matrimonio, lo que presiona a las familias a someter a sus hijas a este ritual. Asimismo, la mayoría de las niñas son sometidas a la MGF antes de los 15 años, un periodo de extrema vulnerabilidad en sus vidas, en donde deben saltarse varias etapas de su niñez, para prepararse para un nuevo capitulo para el cual no cuentan ni con la edad ni la madurez indicada.

Aunque existen algunas prohibiciones que limitan practica de la MGF, su erradicación avanza de manera desigual. Aunque se observa una disminución de este ritual en algunas naciones, las tasas siguen siendo altas en países como Guinea y Somalia, donde más del 90% de las mujeres han sido sometidas a esta ceremonia. Esto destaca la necesidad de un enfoque más sostenido que aborde las raíces culturales de la MGF, promoviendo la educación y el empoderamiento de las mujeres, para lograr un cambio significativo.

Créditos: UNICEF

Para poner fin a esta práctica cultural que afecta a millones de mujeres al año, es fundamental fortalecer las leyes y su aplicación, pero también es necesario fomentar el diálogo y la sensibilización para cambiar las normas sociales que ponen en riesgo la estabilidad física y mental de las niñas. La educación y concientización sobre los peligros de la MGF, la promoción de alternativas a esta práctica y el empoderamiento son herramientas necesarias para construir un futuro en el que ninguna mujer tenga que sufrir esta violación de sus derechos fundamentales y garantizar que todas puedan vivir vidas libres de violencia y desigualdad.