
Pascua: la resurrección que ilumina la fe
Esta festividad es conocida por su relación histórica y religiosa que ocupa un lugar central en el calendario, tanto para el cristianismo como del judaísmo, aunque se conmemoran dos eventos significativamente distintos. Asimismo, un punto en común que ambos comparten es la celebración de la redención y la reafirmación de la conexión entre lo divino y lo humano.
En el cristianismo, la Pascua es uno de los eventos más destacados, pues nos señala la resurrección. Este día sagrado recuerda que Jesucristo ha vencido la muerte tres días después de su crucifixión, según señala el Nuevo Testamento, este hecho les ofrece a los creyentes la seguridad de la vida eterna y la restauración de la comunión entre la humanidad y lo divino a través de la ofrenda redentora de Cristo. Esta ocasión, que ocurre en el momento exacto de la Pascua judía en el siglo I, no se ve como un hecho aparte, sino como la realización de las profecías del Antiguo Testamento sobre el Mesías y las creencias cristianas.
Por su parte, en la tradición judía, la Pascua, o Pésaj en hebreo, señala un relato sobre la liberación. Cada año, al caer 14 de Nisán del calendario hebreo, las comunidades judías de todo el mundo conmemoran el éxodo de sus antepasados de la esclavitud y la tiranía en el Antiguo Egipto. Instituida por el mandato divino, esta conmemoración trasciende la memoria histórica, es un hecho que nos señala la intervención divina que libera a su pueblo, lo que significa el nacimiento de la nación israelita y su camino hacia la liberación. Asimismo, al realizar ceremonias particulares, como el Seder Pascual, relatando el Hagadá y evitando las comidas a base de levadura, las familias judías reavivan la jubilación de la redención, transmitiendo la importancia de la libertad y la fidelidad al pacto con Dios, según reseña concepto.de
Las tradiciones de celebración
Del mismo modo, las costumbres cristianas destacan aspectos que buscan demostrar la renovación y la esperanza, un ejemplo de ello, las flores que simbolizan la transformación, las cuales se vinculan a la celebración de Pascua. Estas son utilizadas para decorar los templos y las casas, recordando el milagro de la vida que surge después del invierno.
Los huevos de Pascua, a pesar de su origen incierto y sus posibles vínculos con las antiguas festividades de fertilidad, se han integrado en las tradiciones de Pascua de numerosas sociedades cristianas. Adornados con detalles y fabricados de chocolates, estos símbolos de renacimiento se han convertido en una expresión de diversión y celebración, particularmente para los niños. La costumbre de ocultar y buscar huevos contribuye al espíritu festivo de estas fechas.
La Pascua es un período de introspección y renovación para las comunidades judías y cristianas. La Pascua judía honra la liberación física y el inicio de la nación, mientras que la Pascua cristiana venera la libertad espiritual y la seguridad de la vida eterna a través de la resurrección de Jesucristo. La coincidencia de estas dos celebraciones destaca los profundos lazos históricos y religiosos entre ambas costumbres, recordando la búsqueda de la salvación y el renacimiento del optimismo en medio de las adversidades de la vida.