
La conexión entre Diana de Gales y Freddie Mercury
Conocida como la princesa del pueblo, la madre del heredero al trono de Inglaterra es considerada como una de las figuras más icónicas y destacadas del siglo XX, convirtiéndose en una de personas más influyentes de su época, no solo por la institución a la que pertenecía, sino también porque cada movimiento que hacía era capturado por la prensa, convirtiéndose en la portada de las revistas más importantes a nivel mundial. Sin embargo, para escapar de la constante atención mediática, Diana creó ingeniosas maneras de moverse en el más absoluto anonimato, según reseña Infobae.
Un episodio poco conocido, revelado en el libro «Dianaworld: An Obsession» de Edward White, nos narra el momento del deseo de la princesa por vivir experiencias normales, lejos del ojo público. Según indica el libro, en una ocasión, Diana se disfrazó con la ayuda de algunos amigos, entre ellos el legendario Freddie Mercury, para poder entrar en la Royal Vauxhall Tavern, un conocido club LGBTQ+ de Londres. La historia cuenta que, después de ver «Las chicas de oro», Lady Di convenció a sus acompañantes de que fueran a este lugar. Con un disfraz improvisado: “una chaqueta militar de camuflaje, el pelo recogido en una gorra de cuero y gafas de sol oscuras de aviador”, logrando pasar completamente desapercibida como un modelo gay, disfrutando de una noche de libertad alejada del foco mediático.
Este particular momento no solo destacaba su deseo de vivir una vida más allá de los reflectores y la realeza, sino que también demuestra su supuesta cercanía a la comunidad LGBTQ+. Un compromiso que ya había demostrado a través de su pionera labor con pacientes de sida, en un momento en que la enfermedad estaba rodeada de estigma y miedo, en especial en una época donde se asociaba a esta patología con las personas de este colectivo.
Aunque la participación de Freddie Mercury en la noche de la Royal Vauxhall Tavern no está completamente confirmada, se conoce que Diana y el vocalista de Queen sí coincidieron en el histórico concierto Live Aid de 1985. En aquel evento benéfico, Lady Di volvió a desafiar las reglas, mostrando una vez más su espíritu independiente y su capacidad para conectar con la gente más allá de los estrictos protocolos reales. Este tipo de acciones, sumadas a su labor humanitaria, continúan marcando el legado de una Diana que, a pesar de las presiones de su posición, siempre buscó la autenticidad que le otorgó el nombre de princesa del pueblo.