
El día de septiembre de 2001 que cambió al mundo
La mañana de esta fecha, la historia se detuvo y se reescribió en un lapso de pocas horas. A las 8 a.m., 19 personas de la organización Al Qaeda iniciaron una serie de ataques estratégicamente planificados que impactarían la seguridad del país estadounidense. Su objetivo era utilizar cuatro aviones de pasajeros como armas, dirigiéndolos a símbolos del poder económico nacional.
El desarrollo de esta historia se dio en cuestión de minutos, desde el momento en que fueron tomados los aviones hasta cada ataque, los segundos fueron claves para contrarrestar un daño mayor. El primer golpe se produjo a las 8:46 a.m., cuando el vuelo “11 de American Airlines” se estrelló contra la torre norte del “World Trade Center” en la ciudad de Nueva York. A las 9:03 a.m., el vuelo “175 de United Airlines” impactó la torre sur. El país y el mundo, observaron en vivo el espectáculo de dos rascacielos sumergidos en llamas. Mientras tanto, un tercer avión, el vuelo “77 de American Airlines”, se estrelló a las 9:37 a.m. contra el Pentágono, aunque los daños fueron menos colaterales que en los dos primeros puntos.
El colapso de las torres
En aproximadamente dos horas, la capital financiera de Estados Unidos se transformó en una zona de desastre llena de escombros, victimas, heridos y equipo de emergencia. A las 9:59 a.m., la torre sur colapsó, liberando una nube de polvos que cubrió parte de Manhattan. Por otro lado, a las 10:28 a.m., la torre norte siguió el mismo destino, marcando el fin de las prestigiosas y conocidas Torres Gemelas.
Sin embargo, la narrativa no terminó aquí. Mientras los ataques en Nueva York y Washington se desarrollaban, la atención se centraba en un último avión, el vuelo “93 de United Airlines”. A bordo, los pasajeros, tras enterarse de lo que estaba ocurriendo, se enfrentaron a los secuestradores para evitar que la aeronave alcanzara su objetivo, que se especulaba que podía ser el Capitolio o la Casa Blanca. La valentía de los pasajeros llevó al avión estrellarse en un campo cerca de Shanksville, Pensilvania. Aunque todos los ocupantes murieron, su acto pudo evitar una tragedia aún mayor, es por ello que esté acto heroico es recordado durante las celebraciones del 11 de septiembre.
Un saldo devastador
Los ataques del 11 de septiembre se cobraron la vida de aproximadamente 2,977 personas, además de dejar a más de 25,000 heridas. Recientemente, se logró identificar tres cuerpos, gracias a un innovador procedimiento de ADN. Por su parte, la mayoría de las víctimas eran civiles, pero también se encontraban bomberos, policías y personal de emergencia. Tiempo después, miles de sobrevivientes han continuado sufriendo las consecuencias de estos ataques, con problemas de salud crónicos provocados por la exposición a polvos tóxicos. Además, mucho de los supervivientes y familiares de los fallecidos enfrentaron problemas de salud mental complejos.
El 11 de septiembre de 2001 se convirtió en más que una fecha en el calendario; fue un momento histórico que redefinió la seguridad global. Asimismo, es un recordatorio de la fragilidad de la paz y, al mismo tiempo, de la capacidad humana para la valentía y el sacrificio frente a los momentos de adversidad, según reseña Infobae.com