Cleopatra: La compleja Reina que marcó el fin de una era

Cleopatra: La compleja Reina que marcó el fin de una era

En el año 69 a.C., nacida en Alejandría una figura que continúa siendo relevante dos milenios después, la última faraona de Egipto y un personaje destacado en la política de la antigua Roma. Hija de Ptolomeo XII y una madre cuya identidad se desconoce hasta la actualidad, Cleopatra fue parte de una dinastía griega, la ptolemaica, que gobernó Egipto a partir del 305 a.C.

Su historia siempre estuvo relacionada con Egipto, pero la realidad es que su origen familiar griego es un aspecto que muy pocos conocen. A pesar de que la familia gobernaba desde la helenística Alejandría y habían conservado algunas tradiciones egipcias, Cleopatra se destacó por una diversa cultural, pues fue la única de su linaje en aprender el idioma egipcio, dominando además el griego koiné, su lengua materna. Por su parte, su vida estuvo ligada a la inestable política romana y a los constantes disturbios internos que surgían en Egipto.

Ascenso al trono

Tras la muerte de su padre en el 51 a.C., la faraona egipcia, de apenas 18 años, se vio completamente ligada a las intrigas por el poder. “Asumió la corregencia junto a su hermano menor”, Ptolomeo XIII, con quien contrajo matrimonio. Sin embargo, las ambiciones de su ahora esposo generaron una guerra civil que llevó a Cleopatra al exilio en Siria. Fue allí donde buscó el apoyo de uno de los hombres más poderosos de Roma, Julio César, para recuperar su trono.

Julio Cesar, un hombre casado y treinta años mayor que Cleopatra, no solo brindó su ayuda militar, sino que también inició una relación amorosa con la joven reina. En el 47 a.C., tras la derrota y muerte de Ptolomeo XIII, la faraona consolidó su poder. Volvió a contraer matrimonio, esta vez con su otro hermano, Ptolomeo XIV, y dio a luz un hijo, Cesarión, aunque se especulaba que en realidad su propio padre era César. Sin embargo, la relación entre Cleopatra y el líder romano continuaría hasta el asesinato de César en el 44 a.C.

El romance con Marco Antonio

Tras la muerte de Julio César, el destino de Cleopatra encontró otro romano: Marco Antonio. Sin embargo, su relación se convertiría en el impulsor de su caída. La profunda influencia de la reina sobre Antonio generó un creciente resentimiento entre sus colegas, quienes veían como la intromisión egipcia en los asuntos del imperio romano cada vez eran mayor.

Es por ello que la tensión avanzó hasta una confrontación militar decisiva. En el 30 a.C., después de una derrota en la Batalla de Accio, la suerte de Cleopatra y Antonio finalizó, tras la muerte de Marco, Cleopatra se recluyó en su mausoleo y puso fin a su vida, se cree que mediante el uso de veneno. Aunque la leyenda sostiene que murió por la picadura de una serpiente, pero la realidad es que la evidencia histórica no respalda esta afirmación.

Con la muerte de Cleopatra, se extinguió la dinastía ptolemaica y Egipto fue incorporado como una provincia más del Imperio Romano, marcando el fin de su independencia milenaria.

Un Legado controvertido

Las representaciones históricas de Cleopatra son destacablemente contradictorias, reflejando los prejuicios y las agendas políticas de las épocas en que fueron creadas. Por otro lado, su imagen ha sido creada por la propaganda romana, que la pintaba como una seductora ambiciosa, así como por relatos posteriores que la idealizaron, un pensamiento que continúa hasta nuestra actualidad.

De igual forma, aún se desconocen aspectos básicos sobre como realmente era Cleopatra, desde su color de piel hasta rasgos faciales continúan siendo materia de debate entre los historiadores, especialmente porque el concepto moderno de raza no existía en el mundo antiguo. Esta confusión ha contribuido a la relevancia duradera que Cleopatra tiene, convirtiéndola en un símbolo de poder, romance y belleza, según reseña National Geographic.