Virgen de Fatima: la herencia de la fe a través de un siglo

Virgen de Fátima: la herencia de la fe a través de un siglo

En el corazón de Portugal, en una época complicada marcada por la Gran Guerra que azotaba a Europa, surgió una historia de esperanza que trascendió fronteras y generaciones. Nuestra Señora de Fátima tiene raíces en varias presentaciones Marianas en 1917, dejando su marca en el catolicismo y en los creyentes de todo el mundo. El 13 de mayo, tres humildes pastores: Lucía dos Santos, de diez años, y sus primos Francisco y Jacinta de nueve años, fueron testigos de un evento extraordinario después de asistir a la feria en Cova da Iria cerca de Fátima. Cuidando sus ovejas, una figura deslumbrante «más ligera que el sol» apareció sobre una encina, esta visión marcó el comienzo de una serie de reuniones, que se repetirían todos los meses, cada día 13 hasta el mes de octubre.

En su primera aparición, Nuestra señora de Fátima se identificó ante los niños como alguien del cielo, sus mensajes, que se trasmitieron principalmente a Lucy, se centraron en la necesidad de la oración, especialmente del rezo diario del rosario. La Virgen solicitó específicamente que, al finalizar cada decena del Rosario, se añadiera una oración particular, una súplica por el perdón y la misericordia divina, según reseña Fundación CARF.

Además de la oración, la Virgen en Fátima exigió la construcción de una capilla en el lugar exacto de sus apariciones, tiempo después este convertiría en un centro de peregrinación global. Los niños también transmitieron predicciones que la Virgen les había confiado, incluyendo la muerte prematura de Francisco y Jacinta, quienes fallecieron a causa de la pandemia de gripe española entre 1919 y 1920, y un destino de vida más prolongado para Lucía, quien posteriormente se convertiría en religiosa carmelita y sería la principal divulgadora de los mensajes de Fátima hasta su fallecimiento en 2005.

Una de las fechas más importantes es el 13 de octubre de 1917, en un día lluvioso, que no detuvo a decenas de miles de peregrinos que se sintieron atraídos por la noticia de eventos sobrenaturales. Ese día tuvo lugar el conocido Milagro del Sol, pues personas creyentes y escépticos, describieron cómo el sol parecía bailar en el cielo, cambiando de colores y girando sobre sí mismo de manera diferente durante varios minutos, antes de aparentemente «caer» hacia la tierra y luego regresar a su posición normal. Este fenómeno, desde una perspectiva científica, se interpretó como una señal divina que identificaba las apariciones y los mensajes transmitidos por los niños.

Después de varios estudios por parte de la iglesia, el 13 de octubre de 1930, el obispo de Leiria proclamó oficialmente las visiones de Fátima «dignas de fe» y confirmó oficialmente el culto de Nuestra Señora de Fátima. Este reconocimiento canónico consolidó la importancia del sitio y además impulso la representación Mariana en la iglesia.

La historia de la Virgen de Fátima se mantiene vigente hasta la actualidad, recordándonos la importancia de la fe en tiempos de incertidumbre, el poder de la oración como un instrumento de cambio y la constante invitación a la búsqueda de la paz en un mundo. Las palabras y los mensajes transmitidos en aquel humilde campo portugués continúan inspirando a creyentes y despertando la curiosidad de aquellos que buscan comprender los misterios de la fe católica.