
La verdad detrás del mito de Anastasia Romanov
En el sótano de una mansión en Siberia, en el año 1918, la dinastía de una de las familias más importantes que había gobernado Rusia durante tres siglos, encontró su final. La historia comienza tras la Revolución Bolchevique, el zar Nicolás II, la zarina Alexandra, sus cinco hijos y cuatro sirvientes fueron ejecutados de manera violenta. La masacre, que incluyó el uso de bayonetas, dejó no solo una herida en la narrativa histórica, sino también inició una serie de leyendas que continúan presentes en la actualidad, según reseña Quien.com
Entre los miembros de la familia, la figura de la Gran Duquesa Anastasia Nikolaevna, nacida en 1901, se consolidó como un personaje envuelto en misterio. Con el avance de la tecnología en el siglo XX, la familia Romanov se convirtió en una de las más fotografiadas de su época, documentando la vida de Anastasia Nikolayevna. Sin embargo, esta exposición pública no la salvó de su destino, tras la llegada de los bolcheviques al poder, la familia imperial perdió su influencia, “siendo confinada en condiciones restrictivas en la Mansión Ipátiev, en Ekaterimburgo”.
Ante la llegada del Ejército Blanco en 1918 las fuerzas bolcheviques tomaron la decisión de ejecutar a la familia. Tras este suceso comenzaron a crearse los rumores sobre la posible supervivencia de alguno de sus miembros, con Anastasia como el epicentro de estas hipótesis.
Impostoras y pruebas de ADN
El interés por la presunta supervivencia de Anastasia impulsó la aparición de varias impostoras que aseguraban ser la Gran Duquesa. Entre todas estas, el nombre de Anna Anderson comenzó a destacar, capturando la atención pública durante décadas con su relato. A pesar de sus afirmaciones, los avances en la tecnología del ADN en la época lograron responder este misterio.

Las primeras pruebas de ADN confirmaron que los restos encontrados en 1991 pertenecían a la mayoría de la familia Romanov, el detalle de este descubrimiento, es que aún faltaban los cuerpos del zarévich Alexei y de una de sus hermanas, lo que mantuvo la leyenda de Anastasia. Tiempo después, en el año 2007, un descubrimiento arqueológico ofreció la respuesta a todo el misterio. En una segunda tumba se encontraron los restos que, tras un análisis de ADN, fueron identificados como los de Alexei y de María o Anastasia. Este hallazgo confirmó que ambas habían compartido un destino similar al del resto de su familia, desmintiendo de una vez por todas el persistente mito de la supervivencia de la princesa Anastasia.
