
Fraude artístico: La relación entre Emma Webster y Lady Gaga
La reconocida artista de paisajismo, ha sido el centro de un engaño a nivel de Hollywood, que la llevó a creer durante dos años que había vendido una de sus obras a la intérprete de Abracadabra. Este caso, que ya está bajo la investigación del FBI, demuestra la creciente necesidad de fortalecer los mecanismos de protección para los artistas frente a las estafas que cada vez están más presente en el mundo del arte.
El inicio de esta táctica fraudulenta empezó en 2022. En un giro que en la actualidad se revela como una elaborada «artimaña», la artista recibió un correo electrónico aparentemente de Lady Gaga. El mensaje, redactado con un tono de admiración por su trabajo, hacía referencia a una supuesta colección privada de la cantante que ya consolidaba varias obras de artistas de renombre. Un detalle esencial de esta investigación, es la dirección de correo electrónico, diseñada para parecer auténtica, dejando a un lado cualquier idea de fraude.
La artista honrada por el aparente interés de una figura de nivel como lo es Lady Gaga, le ofreció su pintura «Happy Valley». Por su parte, la estafadora, asegurando el éxito de su engaño, no sólo envió una fotografía de la propia Gaga, sino que también adjunto la figura de una supuesta asistente que se encargaría de los detalles del pago, una «transacción fraudulenta» se consolidó por un valor de 55.000 dólares.
La verdad salió a la luz en 2024, por medio del padre de Webster quien, mientras navegaba por el catálogo de la prestigiosa casa de subastas Christie’s, se encontró con la pintura «Happy Valley» en la lista de ventas. Este descubrimiento impulsó a Webster a contactar directamente al verdadero mánager de Lady Gaga, confirmando la realidad detrás de su arte.
Este hecho no solo representa una pérdida económica para Emma Webster, sino que también subraya la vulnerabilidad de los artistas en un panorama del arte cada vez más digitalizado. La investigación del FBI se centrará en descubrir la red detrás de esta estafa y en identificar a los responsables. Mientras tanto, el caso de Emma Webster sirve como una advertencia para la comunidad artística, destacando la necesidad de verificar la autenticidad de todas las comunicaciones y transacciones, especialmente aquellas que involucran a figuras públicas del nivel de Lady Gaga, según Genbeta.com