
El sueño americano: el origen inmigrante de la familia de Trump
La historia de los antepasados del presidente de Estados Unidos destaca como un ejemplo emblemático de búsqueda de oportunidades y superación personal, desde sus comienzos en Europa hasta su establecimiento en el vibrante entorno de Nueva York, la trayectoria de Friedrich Trump y Mary Anne MacLeod revela no sólo los desafíos que enfrentaron, sino también su determinación por construir un futuro mejor para sus familias.
Friedrich Trump, es la historia de un barbero que se convirtió en empresario, nacido en Kallstadt Alemania en 1869, a los 16 años tomó la decisión de mudarse a Nueva York, donde aspiraba a aprender el oficio. Esta elección no fue casual: en el siglo XIX, la ciudad representaba una experiencia de culturas y oportunidades, atrayendo a miles de inmigrantes en busca de una vida mejor. Tras su llegada a Estados Unidos, se trasladó más tarde a Seattle, donde se naturalizó y cambió su nombre a Frederick Trump. Esta transformación no sólo simbolizaba su nueva vida en América, sino también su deseo de integrarse en su nuevo entorno, por ello en 1902, se casó con Elizabeth Christ, y juntos comenzaron a construir una vida en la Gran Manzana, donde su visión empresarial lo llevó a incursionar en el sector inmobiliario, según reseñó el Cronista.
El negocio de bienes raíces que Trump fundó fue la base sobre la cual su hijo, Fred C. Trump, continuaría expandiendo la familia. Sin embargo, el destino tuvo otros planes: Frederick falleció en 1918, dejando un legado que perduraría a través de las generaciones.
Mary Anne MacLeod: La escocesa que soñaba con América
Por otro lado, su historia comienza en Escocia, donde nació en 1912, a los 18 años decidió seguir el sueño americano y se mudó a Nueva York junto a su hermana. Al llegar, Mary trabajó como empleada doméstica, pero la inestabilidad económica tras la caída de Wall Street le hizo perder su empleo.
Después de regresar brevemente a Escocia, Mary Anne volvió a Estados Unidos y se casó con Fred Trump en 1936, juntos se establecieron en Jamaica, Queens, donde Mary Anne comenzó a involucrarse activamente en causas solidaria, mientras que para 1942, se convirtió en ciudadana estadounidense, un hecho que marcó su plena integración en la sociedad estadounidense. Junto a Fred, tuvo cinco hijos, entre ellos Donald Trump, quien más tarde se convertiría en presidente del país, según reseñó La Nación.
Un legado familiar que trasciende fronteras
La historia de los ancestros del presidente es un relato que refleja las experiencias compartidas por millones de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos en busca de un futuro mejor. Friedrich y Mary Anne no solo enfrentaron adversidades, sino que también construyeron una familia que continuaría prosperando en el país que adoptaron como hogar.
Su legado resuena hoy en día no solo en la vida del presidente Donald Trump, sino también en las historias de muchos estadounidenses cuyas raíces están entrelazadas con las travesías de sus antepasados inmigrantes. En un momento en que el discurso sobre la inmigración es más relevante que nunca, recordar estos hechos nos invita a reflexionar sobre el valor del esfuerzo y la determinación que han forjado la identidad nacional.