
El legado del Hangul: La visión inclusiva del rey Sejong
La historia de la humanidad está marcada por innovaciones que han cambiado nuestro sistema social, entre ellas tenemos la creación del alfabeto coreano durante el siglo XV. Liderada por el monarca Sejong el Grande (1418-1450), esta metodología lingüística no fue un simple reemplazo, sino una herramienta que dio lugar a una culturización y educación democrática. En una entrevista exclusiva, la maestra Ana Lee, del Colegio sábado coreano nos explica las lecciones que este diseño nos deja sobre la educación y el liderazgo.
Antes de la invención del hangul, la escritura en Corea (dinastía Joseon) dependía de los caracteres chinos, conocidos como Hanja. Este sistema lingüístico limitaba la alfabetización y el conocimiento a las clases sociales bajas. La profesora Ana Lee resume la motivación del monarca en un solo concepto: inclusividad.
“La visión del rey Sejong se puede describir con el concepto de ïnclusividad. Sejong buscaba que el conocimiento y la educación fueran accesibles para todos, independientemente de su estatus social. Esta visión se refleja en la estructura del Hangul, que fue diseñado para ser lógico y fácil de aprender. El Hangul tiene una estructura fonética compuesta por 14 consonantes y 10 vocales que se combinan en sílabas, lo que permite a las personas aprender a leer y escribir rápidamente. Esto fomentó la alfabetización entre la población en general”, afirma Lee.
El Hangul, por lo tanto, fue un acto de liderazgo social que priorizo el desarrollo de las clases bajas a las convenciones de la élite de la epoca. Este compromiso con el conocimiento se convirtió en una estrategia para diseñar un sistema de escritura simple y lógico.
Innovación y estructura
Lo que distingue al Hangul de otros sistemas de escritura en la historia mundial es su diseño innovador y científico. A diferencia de los sistemas desarrollados de forma orgánica como el alfabético o el ideográfico, el Hangul fue creado para ser fácil de aprender.
“Lo que hace al Hangul particularmente innovador en comparación con otros sistemas de escritura es su carácter fonético y la simplicidad de su estructura. Las consonantes son inspiradas en la articulación de los sonidos del cuerpo humano y las vocales inspiradas en el cielo, la tierra y las personas. Esta característica lo convierte en uno de los sistemas de escritura más accesibles de aprender y usar, facilitando la comunicación y la alfabetización”, explica Lee.
La transformación social
Por su parte, la introducción de un sistema de escritura accesible permitió un cambio en la dinámica social de Corea en el siglo XV. Para Ana Lee, “antes de la introducción del Hangul, el sistema de escritura en Corea estaba basado en caracteres chinos, lo que limitaba la alfabetización a la alta nobleza y a las clases educadas. La creación del Hangul permitió que poblaciones más amplias (clases más humildes), pudieran aprender a leer y escribir. Esta accesibilidad impulsó un cambio significativo en la dinámica social. La mayor alfabetización dio lugar a una participación más activa en la vida pública y política, sentando las bases para una sociedad más equitativa y participativa”, aseguró.
El Hangul se convirtió en una herramienta de empoderamiento que, aunque inicialmente no fue aceptado por las élites por su sencillez, se convirtió en una herramienta importante para las clases populares y las mujeres, brindándoles acceso al conocimiento.
Lecciones para el presente
La narrativa de la creación del Hangul nos deja una lección sobre la interconexión entre educación, cultura y tecnología. «La decisión del rey Sejong de priorizar el acceso al conocimiento evidencia que la educación no debe ser un privilegio exclusivo de unos pocos, sino un derecho fundamental para todos. Esta democratización del aprendizaje a través de la tecnología, en este caso, un sistema de escritura; muestra cómo las innovaciones pueden empoderar a las comunidades y transformar la sociedad”, afirma Ana Lee.

Cada 9 de octubre, Corea del Sur conmemora la creación de su idioma, una festividad nacional que, según Ana Lee, juega un papel fundamental en la identidad nacional del país asiático: “Esta celebración no solo honra la creación del alfabeto Hangul, sino que también simboliza la lucha del pueblo coreano por preservar su lengua y cultura, especialmente durante períodos de dominación extranjera. En un mundo globalizado, el idioma no es solo un alfabeto, es la estructura que ha dado sentido al sistema de comunicación de una nación, permitiendo que el conocimiento, la cultura y las oportunidades sean las mismas para todos sus ciudadanos.
