Comer por Ansiedad: Un Problema Común que Pide Atención

Comer por Ansiedad: Un Problema Común que Pide Atención

 

La ansiedad es un trastorno más común de lo que muchos imaginan, siendo uno de los problemas de salud mental más frecuentes en Estados Unidos, junto a la depresión, según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH). Este vínculo entre la ansiedad y la alimentación es notable, ya que muchas personas encuentran en la comida una manera de lidiar con sus emociones. Sin embargo, contar con un plan alimenticio adecuado puede ser clave para regular la producción de hormonas asociadas con nuestras respuestas emocionales y cerebrales.

 

La especialista Uma Naidoo, miembro del grupo editorial de la Universidad de Harvard, destaca la importancia de una correcta hidratación y la limitación de cafeína en la dieta. Además, sugiere optar por carbohidratos complejos, que son más fáciles de digerir y pueden ayudar a estabilizar el estado de ánimo. “No te saltes las comidas”, enfatiza Naidoo. Hacerlo puede provocar caídas en los niveles de azúcar en sangre, aumentando así la sensación de nerviosismo y agudizando la ansiedad.

 

El enfoque en la calidad de los alimentos consumidos es otro aspecto crucial. La conexión intestino-cerebro juega un papel central en la producción de serotonina, un neurotransmisor que contribuye a la regulación del estado de ánimo. Naidoo aconseja evitar los alimentos procesados, ricos en carbohidratos simples, así como la cafeína, para aquellos que buscan romper el ciclo de comer por ansiedad.

 

Además, el NIMH sugiere que técnicas de manejo del estrés como el ejercicio, la atención plena y la meditación, son herramientas efectivas para mitigar la ansiedad. Un aspecto interesante es que estudios recientes indican una correlación entre niveles bajos de antioxidantes y el aumento de la ansiedad. Por esta razón, se recomiendan dietas que incluyan alimentos ricos en antioxidantes y magnesio.

 

Es fundamental reconocer que muchas personas que la padecen pueden haber perdido la capacidad de identificar las señales orgánicas de hambre y saciedad, un efecto secundario de dietas restrictivas o problemas emocionales. La especialista subraya la importancia de acudir a un profesional de salud mental, ya que, aunque la psiquiatría nutricional no sustituye a otras formas de tratamiento, la relación entre alimentación, estado de ánimo y ansiedad está ganando cada vez mayor atención.

 

Abordar la alimentación desde una perspectiva integral, en conjunto con técnicas de manejo del estrés y la consulta a profesionales de la salud, puede ofrecer un camino significativo hacia la mejora del bienestar emocional y la reducción de la ansiedad.

 

Fuente: La Nación