Antonio Díaz: Mucho más que un campeón mundial

Antonio Díaz: Mucho más que un campeón mundial

El bicampeón mundial de Kata, Antonio Díaz, se ha posicionado dentro de los mejores karatecas venezolanos desde muy joven, pues su trayectoria en el Karate comenzó a partir de los 6 años de edad. Gracias a todos sus sacrificios, arduos entrenamientos y cada una de las competencias a las que ha asistido y ganado, ha logrado que su trayectoria en el deporte sea tan significativa.

Su presencia en los distintos eventos van desde los juegos panamericanos hasta los juegos Olímpicos de Tokio 2020, todos ellos le han otorgado prestigio, reconocimiento, aprendizaje, y sobre todas las cosas, humildad.

¿A partir de qué edad te comenzó a llamar la atención el Karate?

Mi relación con el karate comienza por mi papá, porque mi papá practicó karate y todavía hoy en día le gusta entrenar, es cinturón negro, no fue competidor por la parte deportiva sino en el artemarsial. A veces entrenaba en la casa y yo de pequeño comencé a imitarlo cuando tenía como 3 o 4 años. En esa época la edad mínima para entrar en los Dojo era a los 6 años y cuando cumplí 6 me llevaron por primera vez oficialmente a un Dojo de Karate.

¿Por qué era tan alta la edad para comenzar a practicar el deporte?

Hoy en día ha bajado muchísimo, de hecho nosotros aquí tenemos clases hasta de 3 a 4 años como pre-karate pero todavía son muy chiquitos. En ese momento se estaba empezando a enseñar a los niños, al principio el karate no era una disciplina como para ellos, primero empezó para adolescentes y ya luego la parte de los niños se fue acoplando.

¿Cómo fueron esos años en dónde tenías que rendir tanto en los estudios como en los deportes?

Fue difícil porque era tener un balance entre las dos cosas, yo estudié en la Universidad Católica y en ese momento yo entrenaba en el IND que está relativamente cerca. Entonces era el sacrificio de llegar muy temprano a entrenar y de ahí irme a clases o de repente terminar clases e ir a entrenar y luego regresar para otra clase. Me toco organizarme bien para poder cumplir con todo. No digo que haya sido un alumno de 20 pero rendía y los profesores veían esa disposición que tenía.

¿Cómo ha influido el karate en tu crecimiento tanto personal como profesional?

El karate ha sido para mí como una base para toda mi vida, los valores, la disciplina, el respeto, el logro a través de irse esforzando, porque cuando empecé no se me daba todo fácil, entonces fue mucho esfuerzo. Ese lograr las cosas con trabajo me ha servido mucho para otras cosas en la vida.

¿Quién fue tu inspiración para nunca rendirte?

He tenido muchas personas importantes que han servido como modelo, una por supuesto mi papá. Hay algo que tengo muy presente de él y era que iba a trabajar en las mañanas, luego llegaba a la casa al mediodía a comer para después volver a ir a trabajar y al llegar en la tarde, así estuviera cansado, sino podía ir a hacer algo de karate o boxeo, él se ponía y le daba en un espacio chiquito, entonces ver esa perseverancia fue una inspiración para mí.

En el camino he tenido muchos maestros que han servido de inspiración, pero tal vez como se fue dando mi historia y mi sueño siempre fue ser campeón del mundo y lo intentaba, estaba siempre cerca pero no se terminaba de dar, entonces era como un reto personal, siempre he tenido ese espíritu competitivo y eso me impulsó a no darme por vencido hasta lograr esa meta.

¿Cómo se sintió cumplir tu sueño de llegar a los juegos Olímpicos Tokio 2020?¿Cómo se sintió esa experiencia a pesar de la pandemia que se estaba presentando?

Fue como un regalo de la vida porque yo estaba por retirarme en el año 2016 y justamente en ese año el karate oficialmente entra para los juegos de Tokio, entonces estaba como en ese punto de decir ¿Qué hago?¿Me retiro o continúo un poco más para aprovechar esta oportunidad? sabía que no iba a ser fácil porque sentía que mi carrera estaba en ese punto que sentía que ya venían muchachos jóvenes, que es difícil mantenerse, que tengo mucho tiempo… Sabía que era un camino difícil pero dije “Bueno mira, es una oportunidad única, son 4 años más” y tomé la decisión de mantenerme para llegar a esto.

Haber llegado a los juegos, haber clasificado para mi fue ya una victoria, por supuesto que quería una medalla, estuvo muy cerca pero estoy satisfecho de haber llegado ahí. El tema de la pandemia también fue difícil, haber tenido que esperar un año con incertidumbre cuando por fin se daba esa oportunidad que iba a ser única, pensar que posiblemente no se iba a dar fue como también manejar esa parte porque había un poquito de ansiedad. Cuando finalmente se pospuso la fecha y se dijo que se iban a dar los juegos, para mí fue una alegría muy grande. Fueron unos juegos diferentes a lo que yo me imaginaba, el no tener público, que mi familia no pudiera viajar y verme, pero creo que fue una experiencia muy bonita.

Volviendo un poco al tiempo que le has dedicado al Karate ¿Qué tanto sacrificaste para poder ser el campeón mundial?

Mucho porque cuando estaba empezando a tener buenos resultados en mi carrera me estaba graduando del colegio, esa etapa de la fiesta, los amigos… Claro, tocó un poco apartarse de todo eso y concentrarse en los viajes, entrenar, en dejar de lado un poquito tal vez esas relaciones, siempre hubo un balance. Pero sí, a veces pegaba, veía a amigos haciendo planes, viajes. Que tal vez yo no los podía hacer al 100%. Entonces a veces pegaba pero al final decía “Bueno, estoy haciendo esto y lo disfruto”. Muchas veces perderse cumpleaños de familia, no estar en momentos especiales, a veces tener que viajar sólo, tener esa vida fuera de la rutina en algunos momentos era difícil pero sabía que todo era por un sueño que quería y trataba de aprovecharlo. Uno habla de sacrificios pero a mi no me gusta poner el sacrificio como una palabra mala, porque deje de hacer cosas que me hubiera gustado hacerlas pero estaba haciendo otras que también disfrutaba.

Y con ese balance viene otra cuestión, ya eres el campeón mundial, muchas personas a veces piensas que tienes el título y te creciste ¿Cómo Antonio logró balancear eso de que “Mira eres el mejor” y que ahora eres una referencia para el mundo?

Yo siento que para mi fue muy importante entender todo lo que había sido mi proceso, todo lo que me costó llegar allí y creo que ser referencia me ayudó mucho a centrarme en que esa posición que tenía era una posición de ejemplo y era como “Wow, que bonito pero qué responsabilidad”, porque era eso, tengo que cuidarme de que me vean haciendo cosas positivas y no negativas.

Y creo que para mi fue muy natural sentirme igual que cuando soñaba llegar ahí que cuando estuve ahí. Por supuesto que cuando llegas allí se te abren muchas puertas, mucha gente te ve y te reconoce, pero también esa formación de los valores que me dió el mismo karate, la familia, mis padres… me ayudó a poder estar centrado en entender que esa es una ventana que te dan pero cómo poder aprovecharla de manera positiva, al final entender que siempre puedes aprender de muchas personas.

Quizás aquí en Venezuela somos más paternalistas y amigables y en Japón son más disciplinados, más correctos, más fuertes ¿Cómo fue ese choque no solamente cultural sino gastronómico?

Yo tuve la oportunidad de llegar a un dojo de un maestro japonés, uno de los primeros maestros japoneses acá en Venezuela, de pequeño lo veía y era como “wow” hoy en día lo respeto muchísimo, además, siento que es una persona increíble pero como niño lo veías y era como esa figura inalcanzable.

Cuando viajo por primera vez a japón, viaje a okinawa que también es un poquito como más relajado, entonces uno de los maestros que conocí ahí había sido 3 veces campeón del mundo, recuerdo que en las clases era muy estricto hasta que un día dijo “hoy vamos a salir a comer” y entonces bueno, pude ver como esa otra faceta del maestro más amigable, más cercano. Me tocaron algunos maestros japoneses que rompían ese molde del maestro demasiado estricto.

Y con la comida, yo creo que desde la primera vez siempre fui muy abierto a probar y me enganche mucho con la comida Japonesa, y me gustan mucho los sabores, disfruto muchísimo mucho de sus platos.

Ahora bien, el karateca agrega “Aquí tenemos muchísimo nivel, el karate siempre ha sido una disciplina muy practicada y eso ayuda a que tenga tantos practicantes y que sea una disciplina que gusta tanto”. Explica que los senseis en la actualidad han tenido una buena base gracias a los maestros japoneses que les aportaron una gran enseñanza tradicional y técnica, al mismo tiempo “Creo que lo que falta hoy en día, en la evolución que ha tenido el karate como deporte, es poder participar más en eventos internacionales”.

Para alentar a la nueva generación, en todo su proceso de crecimiento y de entrenamiento, comenta “no hay imposibles, si sueñas algo y trabajas para eso lo puedes lograr y una de las cosas más importantes es disfrutar el camino”. No obstante, aclara:

cuando digo que lo puedes lograr no sólo me refiero a pensar en esa medalla de oro sino que en verdad sientas que lograste ser un campeón mundial tú mismo, que mejoraste y que sientes que has logrado tus metas y crecimiento personal.

Antonio Diaz.

Díaz, después de su retiro aún continúa su carrera pero ahora como entrenador, siendo el sensei y guía de la nueva generación de karatecas en Venezuela, estando siempre cerca del tatami.